lunes, julio 24, 2006

Lucas


Siento que en algunos momentos que tus huesos afilados y tus abrazos en la mañana harán que de alguna manera ya no fume 20 cigarros diarios.que no le tema a los tenedores, a los sonidos de los platos y a los olores de cocinería. Que las puntas de tu pelo mojado corroerán las pocas ganas de tipear cuando quiero esconderme u olvidarme. O temer ser olvidada.

Y a veces la luz que he visto en tu lugar penetrará los poros de mi cuerpo que por la noche se cierran. Y ahora abrir una cortina en la mañana, recibir un chorro furioso de amarillo.blanco hípico en el pecho de a poco quemará la nube negra que tragué quen sabe donde.

Me pego en el humo de quizás el penúltimo de mis cigarros escritos y veo futuros en las hondas de nicotina, imaginarios personales de una incertidumbre que me quita el sueño. Mi no.seguridad me permite y me cede los espacios para cuestionarme todo lo que puedo, lo que no y todo lo que quiero y lo que no quisiera también.

En tus espacios se esfumaron los taxis a media noche de departamentos desconocidos, de botas negras encima de una lavadora, de películas de mentira, de sexo seco doloroso y sin ese orgásmo llorado cuándo te veo tan cerca. Te veo. En estas, nuestras rutinas, se regenera la piel, se queman las falsas promesas de animales sin alma, de extraños sin formas, de solubles rellenos de soledades y desamores míos, solo míos.

Le sigo temiendo a ese espejo gigante de la entrada, ése que reflejará mi maleta en tú tiempo, al reflejo del nuevo...
solo del nuevo. Ese nuevo que no quiero denominar.
De las nuevas maletas y de la nueva ropa que verás en una pieza que limpiaste, que evaporaste, que ahora estará ocupada por... Sí. Por mi y mis rayos, mis esporádicas soledades y mis furiosas rupturas. Y te atreves más que yo, porque mi amor es en secreto hacia tus ojos. Mi amor que es en códigos hacia tu espalda cuando no estás viendo que te miro mientras duermes, porque yo también lo hago. Y cierro los ojos cuando los abres porque sabes que estoy despierta.

Ya no podrás decirme que temo huír. Ya no podrás decirme que temo a lo que amo. Sí puedes encerrarme y gritarme que no soy dueña de la vida y que los miedos son libres de partir en algún momento.

sábado, julio 15, 2006

The Forgotten Girl


No creo que sean muchos los olvidados, no al menos los que suelen reír por las noches y volver tarde. No al menos los que deciden juntarse y sí olvidados son los que se duermen antes para no sentir. Olvidados quizás por querer ser olvidados o por sentirse solos, desolados y fríos, cuando se supone tanta gente recordándo y extrañándolos.

Los olvidados que prefieren abstraer el alma en el preciso momento en que deben hablar. Entonces vuelven al paraíso que han creado, con pequeños hombrecitos y princesas de plasticina tóxica en un cartón que cabe bajo la cama. Volver y esconder la cabeza como las avestruces en una tierra que supuestamente no los vio nacer cuando las lágrimas son más grandes que la cara. Vuelven y toman fotografías de cosas que solo ellos comprenden y que quienes no los han olvidado pueden comprender o simplemente gustar. No están muertos pero no mentiremos y muchos quisieran estarlo.

Y los olvidados chocan con las paredes y rompen lo que no creen que sirve y tiran el alma al suelo y la pisotean para que alguien la recuerde, para que nadie se olvide y vea la sangre de aquellos que han sido desterrados.

viernes, julio 07, 2006

Reprobé


Gracias a lo que pude haber sido sin ésto. Sin Colon con Capitanía. Sin la enfermedad. No sé si sin lo que soy. Haber sido otra ¿Haber aprobado?

De lo que fue hoy es lo mismo y de lo que pudo haber sido no ha cambiado. De lo que confiaban no fue y de la desgracia hubo hasta salir por un: sabes que no diste mucho. De los que confiaban todos cayeron y muchos creyeron. Y me ayudaste y fallé, y te fallé y te exigí y no me exigiste y no hubo respuesta, y fumaste y noches en vela y no dormir y no dormir y no dormir.

Hubiese querido, y decir que hubiese podido es correcto también, sin los fantasmas, sin las noches pensando en las cosas en las que un psiquiatra quiere reparar.

Hubiese querido escribir, si ahora no quisiera dormir.
No más palabras, no más consuelos y las ganas de no ser lo que soy hoy no sé si han cambiado. Tampoco se si las cosas que veo hacia atrás cambien, tampoco se si quiero que cambien.

Y ella se raja el cierre de la chaqueta y trata de ordenar papeles de esfuerzo que se fueron al carazo por las pocas posibilidades de ser quien nació.

sábado, julio 01, 2006


Ya se:
No estoy sola y todo saldrá bien. Es algo cognitivo ¿Es algo pasajero?

¡Pero yo lo sigo viendo! No vengas a mi con tu mundo de velos y mariposas. No me aconsejes como aconsejarías a cualquiera. No me restrinjas la benzo. ¿Y te duele cuando te pido que no me toques? Cuando te recuerdo que a los 17 me dijeron que esto era contagioso. Y sí te duele cuando en la noche me hago un feto desechado...y cuando hablo de tiempos que nos harán mejores personas. Separadas. No me cuides el humo.

Yo me quiebro los espejos y yo solo se cuando...nada se. Y no prometo ser como cuando algo extraño anda por mis venas. Y no prometo dejar de querer probar la heroína. La heroína del cuento, de tu cuento. ¿La droga? decide tú.

¿Y si lloro y si te siguen gustando los besos de la flaca? Y si...

No es tan así. Lo crees todo. Entonces hazme creer que sí - que aquí debo estar - que es el norte - que vendrás cuando te vas - que las esperas no serán eternas - que no es contagioso. Créame

Entre las cosas que carezco
ahora lamento no ser mejor dibujante
y no hacer justicia a tu silueta.
Mejor te saco fotos
mejor te esculpo con mis manos
mejor te escondo entre mis brazos

Y hazlo y extirpa y tira dale fuerte a mi mano que busca debajo de la cama. Y corta la otra mano que atraviesa la pared. Esa que me toca cuando no estás, cuando no está el poder de tus 55 kilos y de tus manos andrógenas

Si te presto mis ojos por un segundo
verías el cielo y
quizás entenderías porque me sudan las manos cuando te acercas.

Y si me los das te quedas en blanco ¿Y yo? Yo ya no me veo más.
Yo solo te espero en la paciencia, en la radiografía de una habitación cansada.